¿Cómo practicar sexting sin morir de vergüenza en el intento?
Agatha Armstrong
Máster en terapia sexual y de pareja
con perspectiva de género
Según la Real Academia Española el sexting se define como “el envío de imágenes o mensajes con un contenido sexual explícito a través de un dispositivo electrónico, especialmente un teléfono móvil”[1]. Seamos claros, en sí es una práctica sana siempre y cuando se utilice con el fin de despertar nuestro deseo y el de la otra persona, así como nuestra fantasía e imaginación, con la exclusiva finalidad de disfrutar. Es decir, en este sentido ha de ser una práctica consentida en todo momento, en la que siempre ha de haber presente el respeto hacia la otra persona y, al igual que en toda conversación íntima, se ha de mantener dicha interacción de forma privada. Al fin y al cabo, ¿verdad que no cuentas y vas pregonando tus encuentros sexuales a tus conocidos? Pues lo mismo ocurre con la intimidad de la persona con la que estás practicando sexting.
El problema reside en la intencionalidad e incluso añadiría intencionalidades de quienes lo practican. Normalmente dicho abuso viene producido por la escasa educación sexo-afectiva que sigue habiendo en la actualidad. Por ello, es importante tener a mano todas las herramientas posibles que permitan despertar nuestro deseo sin arriesgarnos a que, de una manera u otra, dicha práctica pueda perjudicar o perjudicarnos.
Pero empecemos por el principio y vayamos a lo que nos interesa: ¿Cómo puedo practicar sexting? ¿Qué he de hacer? ¿Cómo empiezo? Estas son algunas de las preguntas que la mayoría de nosotras nos hemos hecho alguna vez a lo largo de la pandemia y que, hasta la fecha, apenas ha tenido respuesta. Tanto es así que, al margen de unas directrices estandarizadas del estilo “evita que se te reconozca” (Plans Colomé, 2020) que serían el análogo de “ponte el condón” no hay publicaciones de cómo practicar el sexting de una manera sana. Por ello, he creído conveniente exponer una serie de recursos para que toda persona interesada pueda llevar a cabo dicha práctica en busca de su propio placer.
Antes de analizar las herramientas que deben tenerse presente para poder practicar sexting o sexo virtual, hay que tener en cuenta en todo momento los siguientes aspectos (Lombardia, 2021) o lo que me he tomado la libertad de llamar pautas estandarizadas:
- En la medida de lo posible escoge una persona de confianza.
- Aunque sea de confianza, es conveniente que no se te vea la cara o marcas reconocibles de tu cuerpo.
- Si no estás cómodo/a mostrándote, podéis jugar con avatares o apostar por céntrate en textos eróticos.
- Las dos personas debéis desearlo y consentirlo.
- Planificad un momento en el que tengáis intimidad y tiempo.
- Acordad previamente vuestros límites y las cosas que os apetece hacer.
Una cuestión clave que nos nace a muchos de nosotras es saber cómo y cuándo puedo comenzar a hacer sexting. Empezar a hacer sexting se asemeja mucho al paso de pasar de una conversación casual a flirtear. En ocasiones se produce de manera espontánea, pues parece que todo fluye, mientras que, en otras, da la sensación de que te tienes que lanzar en la piscina; a unas personas les resulta tan sencillo como caminar, mientras que, para otras, es todo un mundo empezar. Sea como sea, es posible aprender a practicar sexting, pero no solo eso, también es posible aprender disfrutando de ello. Pues la clave del sexting reside sobre todo en disfrutar.
El punto más importante que hay que tener en cuenta es ser conscientes de lo que nos hace disfrutar o al menos ser conscientes sobre lo que sentimos curiosidad para probar. Si no sabes muy bien por dónde empezar, es recomendable dedicar un tiempo para pensar en ello, pues como afirma Georgina Burgos (2009) cuando más tiempo dediques a fantasear más fácil y sencillo será activar de nuevo nuestras fantasías. “Evocar esos pensamientos será tan sencillo como comer cuando tienes hambre” (Burgos, p. 85). Para ello te propongo que pienses en lo que te gusta, no hace falta que sean escenas de sexo explícitas, o que sean historias con argumentos; puedes pasarlo bien con escenas breves y sugerentes, incluso con sensaciones y sentimientos intensos. Ahora bien, es imprescindible que el contenido de tus fantasías te guste (Burgos, 2009). Una manera de abordar nuestro abanico erótico es teniendo presente nuestros sentidos:
- Tacto, ¿cómo y por dónde me gusta que me acaricien?;
- Vista, ¿me atrae su mirada tierna o lasciva?, ¿me gusta ver cómo la otra persona siente placer?;
- Olfato, ¿me estimula el olor a pene o vulva?, ¿o el olor dulce de su cabello?;
- Oído, ¿me cautivan sus susurros y gemidos de placer?, ¿y los ruidos del entorno, como el crujir de los muebles o el soplo del viento?;
- Gusto, ¿me gusta el sabor de su piel? ¿y el de sus fluidos?;
- O incluso la emoción mismo de sentir, ¿y si lo que me importa es sentir que nos amamos?
Una vez aclarado, debemos cerciorarnos de que existe una química real con la otra persona y, tras asegurarte de que da su consentimiento, dejar volar la imaginación. Del mismo modo, nuestra actitud hacia ello será fundamental. ¿A qué me refiero con “actitud”? Me refiero a la manera de proponerlo: ¿voy con miedo? ¿envío una foto de mis genitales sin más? ¿trato de pasar un examen o disfruto de la interacción? De lo que se trata es de ponerse en el lugar de la otra persona, disfrutando de la interacción, como si estuvieras en una fiesta y (valga la redundancia) en la que disfrutas. Para ello, a la hora de empezar a hacer sexting puedes pensar en las siguientes preguntas.
- ¿Cómo me gustaría que me lo propusieran?
- ¿Cómo le gustaría que se lo propusieran?
Ahora bien, toda propuesta de sexting no solo ha de seguir tu propio estilo de comunicación, si no que ha de ser presentada como una propuesta honesta, respetuosa, clara y asertiva. Un posible ejemplo podría ser el siguiente:
“Siempre me has gustado, me encantaría que folláramos juntos”.
Pero ¡ojo! No hace falta ser tan directa, la misma propuesta puede ser presentada de manera más sutil, tanteando el terreno siendo sugerente, consiguiendo que la otra persona comprenda nuestras intenciones:
“Hola corazón, ¿te gustaría jugar conmigo por aquí?”
Y, en caso de que no lo entienda, ser más explícito sin caer por ello en la grosería. En el momento en el que nos sintamos cómodas y tengamos confianza con la persona con la que interactuamos, podemos iniciar la propuesta de sexting de formas más originales. Seguidamente os propongo unos ejemplos que la practicante de sexting Palacios Palomares (2021) propone en la guía que ha elaborado para nuevas usuarias:
- “Tengo una relación formal con “mi juguete erótico””
Puedes ponerle el nombre que le hayas puesto a tu juguete erótico, o incluso llamarlo vibrador. De lo que se trata es de pensar en lo que te gusta para compartirlo con la persona que te atrae para ir aumentando progresivamente el nivel de deseo por ambas partes.
- Usar la técnica de Saw “¿Quieres jugar a un juego?”.
En realidad, se podría usar otro ejemplo de película que ambas conozcáis. La idea es buscar una escena que sepas que ambas conocéis y os guste para usarla como un trampolín hacia vuestras fantasías.
- Contar un cuento sugerente para ayudar “a dormir” a la persona con la que se está interactuando.
La excusa de contar un cuento para ayudar “a dormir” puede ser un excelente preámbulo de la práctica del sexting. Una manera de llevarlo a cabo es relatando como sería hacerlo la primera vez describiendo, paso a paso, lo que nos gustaría hacer o que nos haga la otra persona. La idea es personalizar y valorar las cualidades que nos atrae de la persona con la que estamos interactuando.
Una vez hemos llegado a un acuerdo sobre la práctica del Sexting, hemos de pensar en qué podemos hacer. Ante todo, y lo más importante, dejar claros nuestros límites y, a poder ser, dar pistas sobre lo que nos gusta. A partir de ese momento tan solo cabe dejar volar nuestra imaginación y disfrutar de la experiencia.
Ahora bien, aunque podamos sentirnos atraídos por esa persona, puede suceder que, en ese momento, no sepamos muy bien qué decir o qué hacer. Esto sucede porque, en nuestra sociedad, apenas se le da valor a nuestra imaginación y, como toda habilidad que no se trabaja, a la hora de la verdad puede costar ponerla en marcha. En ese caso, ¿qué podemos hacer? Lo primero es dedicar un tiempo en pensar en lo que nos gusta y nos estimula para transmitirlo. En caso de que no lo hayamos hecho nunca y no sepamos cómo hacerlo he aquí una serie de ideas que nos presenta Palacios Palomares (2021).
- Enseñar fotos sin que se vea cara, tatuajes… Es decir, fotos de partes del cuerpo en la que no nos puedan reconocer pero que sintamos que son atractivas: Si somos más visuales y no nos sentimos cómodas con la escritura, enseñar imágenes sugerentes de nuestras partes favoritas de nuestro físico puede resultar ser un excelente motor del deseo.
- Enviar mensajes de voz de gemidos: En efecto, enviar audios o simplemente sonidos insinuantes que nos estimule, pueden llegar a resultar muy erótico.
- Erotizar juegos comunes como, por ejemplo, la versión sensual de Hundir la flota con tatuajes (también válido con pecas): En este juego la que falla envía la foto de la parte del cuerpo que ha dicho. Si acierta donde está el tatuaje se le envía la foto (intentad que cuando se haga no se os reconozca).
Ser sutil es mejor que ser explícita a menos que se nos diga explícitamente lo contrario y hacer esperar suele ser el mejor motor del deseo. Se trata de jugar con los tiempos con la idea de hacer disfrutar a la otra persona.
Otras formas de hacer sexting provenientes de testimonios reales (Armstrong, 2021) y que han funcionado son las siguientes:
- Tantear el terreno hablando de una fantasía propia o comentando un supuesto sueño erótico o sugerente: “¿Sabes? Me encanta la forma tan ondulada de tu cintura: es un gusto sentirla tan marcada cuando la acaricio […]”.
- Probar con propuestas más directas: “¿Qué me harías si estuvieras aquí conmigo?”, “¿Qué te gustaría que te hiciera?” o “¿Cómo te gustaría que continuara el sueño?”
- Pasar una foto elegante en ropa interior o de ropa interior y añadir: “Ahora mismo iba a entrar en la ducha”.
- Proponer siendo sutil: “Te echo de menos ¿me ayudas?”, “Esa silla me gusta para… sentarme”.
- Cuando ya hay confianza, se puede proponer planes muy detallados. Describiendo palabra por palabra lo que te gustaría hacer o que te haga. En este sentido, basta con pensar en alguna fantasía que tengamos en mente para dejarnos llevar: “Quiero hacer X y Z y que me hagas A y B”.
En realidad, lo que importa es que ambas personas sintáis que os podéis dejar llevar en total libertad y confianza.
A modo de conclusión, me gustaría recalcar que la práctica del sexting no solo puede ser muy útil para despertar el deseo y resultar una excelente alternativa para las personas que, por un motivo u otro, no pueden encontrarse presencialmente, sino que, además, es una práctica que ayuda a desarrollar la imaginación y la fantasía de cada persona, así como la comunicación sexual. También es importante recordar que, si bien es cierto que puede haber pautas generales de cómo empezar o practicar el sexting que nos faciliten dar rienda suelta a nuestras fantasías y placer, cada interacción es única, pues nuestra capacidad imaginativa es, por esencia, única.
Al final lo que realmente importa es que ambos nos dejemos llevar disfrutando del momento.
Anónimo.
Bibliografía:
Armstrong, A., [neuronas.del.corazon]. Historias [Sexting]. Instagram. Recuperado el 18 de marzo de 2021, de https://www.instagram.com/stories/highlights/17894611564909515/
Burgos, G., (2009). Mente y deseo en la mujer, Madrid, España : Biblioteca Nueva.
Lombardia, A., [lombardiana]. Publicaciones [Sexo virtual : Tips para practicarlo]. Instagram. Recuperado el de febrero de 2021, de https://www.instagram.com/lombardiaana/
Plans Colomé, A., 2020, Respeta mi sexualidad, Barcelona y España, Nueva Eva
Real Academia Española (RAE). (2020), Definición de sexting. Recuperado desde https://dpej.rae.es/lema/sexting
Palacios Palomares, Y., [miniluciferpalacios]. Publicaciones [¿Cómo hacer sexting?]. Instagram. Recuperado el 18 de marzo de 2021, de https://www.instagram.com/p/CMiVTgXHrC5/
Bibliografía secundaria
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Bach, E., Darder, P. (2010). Sedúcete para seducir, Barcelona, España : Paidós Contextos.
Chapman, G., (2004). Los cinco lenguajes del amor,Colombia :Serie favorito
Heisey, M. (2013).Cómo hacer sexting sin parecer idiota. Recuperado de https://www.google.com/amp/s/www.vice.com/amp/es/article/9bjxwy/como-hacer-sexting-sin-parecer-idiota
Leshnoff, J. (2011).El “sexting” no solo ocurre entre jóvenes https://distintaslatitudes.net/historias/reportaje/sexting-en-cuarentena
López Peralta, E. (2018). El placer de seducir, Colombia : Crijalbo.
Loputo, A., Torresi, G. (2019).Guía básica para hacer Sexting y no hacer el ridículo. Recuperado de https://www.codigonuevo.com/mileniales/guia-basica-practicar-sexting-ridiculo
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Olivares, Y. (2020).El “sexting”, el mejor aliado para las relaciones sexuales en tiempos de Covid-19. Recuperado de https://sanropolis.8directo.com/2020/09/19/el-sexting-el-mejor-aliado-para-las-relaciones-sexuales-en-tiempos-de-covid-19/
(2021). “Sexting” y “grooming”: qué son y por qué hay tener cuidado. Recuperado de https://www.eltiempo.com/cultura/gente/sexting-y-grooming-en-epoca-de-pandemia-covid-19-sexo-y-pederastia-564053
[1] A lo largo de este artículo no se diferenciará de manera explícita entre las diferentes maneras de practicar sexting. Se considera que todas son igualmente lícitas, y que el uso de una forma (imágenes, texto o audios) u otra depende de la preferencia de quienes la practican.