La violencia invisible: violencia obstétrica
Ana de Benito Martínez
Máster en Terapia Sexual y de Pareja
Un tema muy candente en la sociedad actual es la violencia: violencia contra la infancia, violencia contra la mujer, violencia al colectivo LGTBIQ, violencia racial y un largo etcétera.
La violencia de género o violencia contra la mujer, recoge la siguiente definición según la Organización Mundial de la Salud: “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada” (OMS, s.f.).
Por otro lado, la violencia obstétrica carece de una definición consensuada a nivel global, pero se entiende por: “el desconocimiento de las necesidades emocionales de la madre y del bebé en cualquier momento del embarazo, del parto y del puerperio inmediato, así como de la autoridad y autonomía que la mujer tiene sobre su sexualidad, su cuerpo y sus bebés y las posturas, ritmos y tiempos que requiere el parto para desarrollarse con normalidad” (Observatorio de Violencia Obstétrica de España, s.f.).
La Organización Mundial de la Salud en 2014 hizo una declaración sobre este tema, considerando que la violencia obstétrica consiste en: “un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación”, “un evidente maltrato físico, una profunda humillación y maltrato verbal, procedimientos médicos sin consentimiento o coercitivos (incluida la esterilización), falta de confidencialidad, incumplimiento con la obtención del consentimiento informado completo, negativa a administrar analgésicos, violaciones flagrantes de la privacidad, rechazo de la admisión en centros de salud, negligencia hacia las mujeres durante el parto —lo que deriva en complicaciones potencialmente mortales, pero evitables—, y retención de las mujeres y de los recién nacidos en los centros de salud debido a su incapacidad de pago” (OMS, 2014).
Está considerado como una de las múltiples manifestaciones que la violencia de género o violencia contra la mujer puede acarrear. Consiste en un trato deshumanizador, con un enfoque puesto únicamente en el modelo médico rígido, impartiendo un control sobre la mujer embarazada haciendo que adopte algunas intervenciones que pueden resultar inservibles o inoportunas para su caso en concreto. Por otro lado se puede hablar de maltrato físico o verbal por parte del personal médico o sanitario, incluyendo también la intervención por cesárea sin informar de la causa o sin autorización para realizarla. El hecho de inyectar oxitocina a la mujer embarazada para acelerar el parto también es un tipo de violencia obstétrica.
Un estudio sobre la población española de la International Journal of Environmental Research and Public Health revela que la información que reciben las mujeres y la solicitud de su consentimiento informado es apenas visible en nuestro sistema sanitario y que en multitud de ocasiones atenta contra uno de los derechos humanos (Mena et. al, 2020).
A esta conclusión llegaron gracias a la evaluación de casi 18.000 cuestionarios de mujeres que en el periodo de tiempo de Enero de 2018 y Junio de 2019 hayan estado: embarazadas, hayan dado a luz (tanto por cesárea como parto natural) o hayan sufrido un aborto espontáneo. Los resultados dieron cifras tan espeluznantes como estas: el 38,3% de las mujeres afirmaron haber sufrido violencia obstétrica, el 44,4% confesaron haberse sometido a procedimientos innecesarios y dolorosos y que el 83,4% reconocieron no haber aceptado un consentimiento informado (Mena et. al, 2020).
Los investigadores apuntan a que este dato podría ser mucho mayor, ya que sólo evaluaron a una parte socio-económica media o alta, no pudiendo acceder a datos de clases sociales más bajas, que según investigaciones, es donde más violencia obstétrica hay, llegando a porcentajes de casi el 80% de las mujeres que han pasado por embarazo, partos o abortos espontáneos (Shumye, 2019).
La violencia obstétrica se ejerce de manera totalmente naturalizada en la sociedad, las mujeres generalmente no denuncian estas agresiones porque no existe conciencia de sus derechos en el proceso del embarazo, parto y postparto o postaborto (Jojoa et. al, 2019).
La situación actual del COVID – 19 también ha afectado al ámbito de la maternidad, según un estudio de la European Parliamentary Forum For Sexual And Reproductive Rights y de la International Planned Parenthood Federation, entre otras investigaciones. Defienden que durante sobre todo durante los primeros meses de pandemia, las mujeres en los partos han aumentado el número de cesáreas, han prohibido el acompañamiento durante el nacimiento del bebé, han separado desde el momento del nacimiento al bebé de la madre e incluso se ha evitado la lactancia materna (EPF y IPPF, 2020).
La separación de la madre del bebé es algo que va en contra de lo que multitud de artículos han defendido siempre, que el momento piel con piel y la lactancia materna es beneficioso. Cumpliendo con la normativa del COVID- 19 podrían haber adaptado estas situaciones sin tener que impedir esta conducta (EPF y IPPF, 2020).
La Organización Mundial de la Salud propone cinco pautas que pueden ayudar a la prevención de este gran problema social, y a la vez tan desconocido y silenciado, la violencia obstétrica.
En primer lugar, proponen recibir un mayor apoyo de los gobiernos y de los socios de éste para las investigaciones de este tipo de maltrato y falta de respeto a los derechos humanos. Proponen centrar el foco en los centros de salud públicos y privados del mundo para recabar información y comprender mejor el impacto y poder actuar (OMS, 2014).
En segundo lugar, la idea de iniciar y mantener programas de intervención específicos en este tipo de violencia para garantizar la salud de las mujeres y mejorar la calidad asistencial. Proponen a la figura de un “apoyo social” elegido por la mujer para: la movilidad, acceso a líquidos y comida, confidencialidad, privacidad, información sobre derechos, decisión informada, acciones a emprender cuando no se respeten los derechos y la garantía de asistencia sanitaria profesional (OMS, 2014).
En tercer lugar, proponen realzar el derecho de la mujer a recibir un trato digno y respetuoso durante el periodo de embarazo y parto (OMS, 2014).
En cuarto lugar, consideran fundamental el poder crear datos relacionados con la atención sanitaria a mujeres embarazadas desde el respeto y también recoger datos de la atención irrespetuosa. Apoyarse también en un equipo de profesionales valiosos (OMS, 2014).
Y por último y en quinto lugar, incluir a las partes interesadas (incluidas las mujeres y los sanitarios) en la mejora de la calidad de la atención asistencial y para eliminar las conductas irrespetuosas (OMS, 2014).
Para concluir, me gustaría reflejar algunos aspectos que no se han tenido en cuenta en la prevención por parte de la OMS y me parecen lo suficientemente importantes como para destacar. En el punto tres hace mención al respeto durante el parto y el embarazo, lo cual estoy de acuerdo en que es fundamental, pero se olvidan del postparto, donde muchas mujeres también reflejan haber vivido situaciones de maltrato en este periodo, que no es menos importante que los anteriores.
En cuanto a la mención de la OMS sobre profesionales “valiosos”, considero que una de las causas que los harían destacar sería la formación desde la perspectiva de género que tanta ausencia hay en esta sociedad actualmente. La violencia obstétrica es considerada violencia de género porque atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres, es decir, es impensable (o al menos debería serlo) una atención sanitaria con carencias en perspectiva de género.
Por otro lado, la sobrecarga del sistema médico actual (sobre todo la sanidad pública) que ahora aún más, por la situación de COVID- 19 no ayuda a que estas pacientes puedan recibir una asistencia individualizada y en la que se le pueda dedicar el tiempo suficiente y necesario como para informarla sobre todos los aspectos que necesite saber de cara al parto, recibir los “por qués” de cada actuación médica y por supuesto, tratarlas con el respeto que merecen.
Por último, creo que habría que destacar que para empezar a mejorar este lastre que caracteriza a la sociedad actual, habría que empezar visibilizando este tema, ya que si la gente aún sigue desconociendo qué es la violencia obstétrica, qué derechos tiene como mujer y persona en la asistencia sanitaria en el momento tanto del embarazo, del parto y del postparto o aborto, cómo poder actuar en caso de que no se cumplan sus derechos… considero que si sigue sin conocerse esto, jamás podremos plantar cara a este problema. Para ello, también habría que plantar cara al modelo médico actual, ya que la figura del médico está socialmente vista como un ser intocable e incuestionable, lo que lleva a que muchas personas no juzguen sus actuaciones y sea mucho más difícil la denuncia de este tipo de maltrato.
Bibliografía
- European Parliamentary Forum for Sexual and Reproductive Rights y International Planned Parenthood Federation (2020). Sexual and Reproductive Health and Rights during the COVID-19 pandemic.
- Jojoa, E., Cuchumbe, Y.D., Ledesma, J.B., Muñozz, M.C., Paja, A.M., Suarez, J.P. (2019). Violencia obstétrica: haciendo visible lo invisible. Revista de la Universidad Industrial de Santander, 51 (2), 136-147.
- Mena, D., Iglesias, S., González, V.M., Cervera, A., Andreu, L. y Valero, M.J. (2020). Obstetric Violence in Spain (Part I): Women’s Perception and Interterritorial Differences. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17 (21), 1-14.
- Observatorio de Violencia Obstétrica de España (sin fecha). Violencia obstétrica.
- Organización Mundial de la Salud (OMS) (2014). Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud.
- Organización Mundial de la Salud (sin fecha). Violencia contra la mujer.
- Shumye, M. (2019). Obstetric violence and its associated factors among postnatal women in a Specialized Comprehensive Hospital, Amhara Region, Northwest Ethiopia. Mihret BMC Res Notes, 12 (1), 1-7.