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¿Está la pornografía asociada a la disfunción eréctil?

Tatiana Aponte Cruz
Máster en Terapia Sexual y de Pareja

Pornografía y su influencia en la cama

Internet es uno de los principales medios de comunicación en el mundo al alcance de todos. Nos permite conectarnos y hacer prácticamente cualquier cosa a través de la red. También, al ser muy amplio, se puede usar de manera anónima, sin restricciones, y tenemos poco control sobre la autenticidad de quién se comunica. Como consecuencia, es la manera más fácil de encontrar contenido de carácter pornográfico. Ya sea por sonido, vídeos, frases o imágenes.  

Diversos estudios revelan, que cada día un gran número de personas – desde temprana edad, y en su mayoría hombres – buscan pornografía a través de internet.  Este aspecto se debe tener en consideración, toda vez que mientras más jóvenes lo consuman, en más ocasiones podríamos ver pacientes que vengan a consulta con dificultades sexuales por estar habituados al porno.  Los expertos en el tema expresan que quienes lo ven, suele ser porque es el método -erróneo- que utilizan para obtener ´educación sexual´. También comentan que lo ven porque los ayuda a liberar tensiones, para tomar inspiración cuando se masturban o simplemente por no sentirse fuera de grupo si sus pares igualmente lo ven.  

Debemos ponderar que el dilema es que el porno no aborda temas integrales como lo son: el aspecto emocional, la afectividad entre seres sexuados y el consentimiento.  Las mujeres hemos avanzado socialmente en cuánto a feminismo; exigiendo igualdad de derechos e igualdad salarial, pero a nivel pornográfico, seguimos perdiendo.  Se convierte en un desafío que la mujer se vea con valor propio y equitativo al de hombre, pues  se trastoca cuando a éstos se promueven con conductas patriarcales, enfocadas en el coito, en el falo centrismo, proyectando al hombre como figura activa y dominante, donde el valor a la mujer, es degradando y cosificando.  Y cuando esta conducta es imitada, siendo empleada en la vida sexual a solas y en su vida en pareja, vemos un sinnúmero de efectos adversos, comenzando por las dificultades sexuales. 

Pero ¿y qué es la pornografía? Ésta, se considera un entretenimiento.  Entretenimiento que, sin ser debidamente controlado, podemos tomarlo como costumbre.  La respuesta de excitación que produce en nuestro sistema viene siendo provocado por la hormona de la dopamina, neurotransmisor encargado de emociones como el placer, el alivio y la felicidad.  Al ser liberada, el cerebro recibe la respuesta de continuar y querer repetir la actividad que llevábamos acabo por el efecto placebo.  De igual manera sucede con distintas adicciones como lo son las drogas o el alcohol, y en este caso, con el contenido pornográfico.  

Distintos estudios, han intentado relacionar las dificultades sexuales de una persona sin condiciones médicas, ni factores culturales que ejerzan presión, a la consumición de la pornografía.

Una investigación llevada a cabo por el Departamento de Medicina Ambiental de la Universidad de Ciencias Médicas de Polonia, reveló que:

“Encuestas representativas recientes demuestran que, en los países desarrollados con acceso ilimitado a Internet, como los Estados Unidos y Australia, la mayoría de los hombres (64-70%) y aproximadamente … Sin embargo, el número de usuarios de pornografía también es relativamente alto en los países en desarrollo. — Encuestas recientes han demostrado que más de la mitad de los estudiantes en Etiopía y Bangladesh han estado expuestos a ella. El uso extensivo de la pornografía también está respaldado por datos proporcionados por ´Pornhub´, uno de los sitios web pornográficos en línea más grandes, que indican claramente que son principalmente hombres los que están asociados con contenido de este tipo (74%), y que el número de visitantes a Los sitios pornográficos están creciendo año tras año.” (Dwulit & Rzymski, 2019, p.2)

Esta información nos pone a analizar sobre qué podemos esperar en sí, de este ser el material del que están disponiendo los usuarios para desarrollar sus vivencias sexuales a través de.

En las estadísticas mostradas en el portal web ´Pornhub´, observamos cómo indican que las personas menores 24 años, están menos tiempo viendo sus videos, comparado con los mayores de 45 años y que en su mayoría, lo accesan a través del móvil.  También dieron a conocer el tráfico de personas que tuvieron en 2019.  En las visitas por día, recibieron 115 millones de entradas para un total de 42 billones de visitas en el año.  En semanas recientes también mostraron el tráfico de personas aumentó en un considerable 24% luego de que ofrecieran libre acceso a su página con el motivo de “alentar a las personas a quedarse en las casas y distanciarse socialmente” (Pornhub, 2020) por consecuencia del Coronavirus.  En su página, también demuestran la drástica manera en que aumentó su uso en Europa, por encima de otros países.

DISFUNCIÓN ERÉCTIL

En el escrito, ¿La pornografía en Internet está causando disfunciones sexuales? Una revisión con informes clínicos, fueron presentados dos casos en los que luego de examinados los varones, y haber descartado que tuviesen alguna condición cardiovascular, diabetes o enfermedad que le impidiera una erección, se asoció la dificultad de erección al abuso y contenido pornográfico consumido.  En el primer caso, fue un hombre de 40 años, dio a conocer que desde que veía porno, encontraba a su esposa menos atractiva sexualmente y le presentaba problemas en el buen funcionamiento de su respuesta sexual.  A pesar de habérsele notificado al paciente que esto podía ser un efecto de su habituación a contenido de esta índole, el hombre confesó que se continuaba masturbando, consumiéndola.  El segundo caso era el de un joven de 24 años que reconoció ver pornografía en un promedio de 5 horas al día por 6 meses, al momento de tener un intento de suicidio, abusar de la ingesta de alcohol y tomar medicamentos para la depresión De la misma manera que el primer caso, este joven no tenía deseo sexual hacia su pareja y lograba la erección únicamente viendo porno.  

Bajo este mismo concepto, estudios llevados a cabo a hombres que rondaban los 29 años en el año 2006, mostraron que no sentían excitación sexual al ver una película erótica, ya que reconocieron que las veían con frecuencia.  Validando la teoría base del estudio que indica que ver desmesuradamente pornografía, acarreaba problemas en la respuesta sexual.  En una siguiente fase, se invitó a más hombres a participar de la investigación y el resultado fue igual, no tenían respuesta ante el estímulo erótico del video ya que estaban habituados a verlos.  Dando por finalizada esa investigación, los examinadores se dejaron guiar por el ´Índice Internacional de Función Eréctil´ y se estudió si la erección y el tener orgasmos estaba relacionado a estos videos, y se concluyó que su habituación sí es un predictor de presentar dificultades en la respuesta sexual humana.

Para sostener una opinión en sintonía con el tema, acudí a hacer lecturas de otros estudios y ver qué teoría respaldaban.   Llamó mi atención una investigación del Instituto Kinsey del año 2007 en la que revelaron que los hombres que habían estado altamente expuestos a la consumición de esta temática presentaban la libido baja, además de, disfunción erectiva (igual, si es disfunción eréctil) ya que tenían poca capacidad en su respuesta sexual para alcanzar la erección.  Luego de volver a hacer el estudio para incluir una mayor variedad de videos y dar paso a que los investigados seleccionaran el tema de su preferencia, continuaban mostrando dificultad en su respuesta sexual.

La evidencia presentada en estos estudios, respaldan la teoría de que la consumición abusiva del contenido de carácter pornográfico tiene relevancia con el mal funcionamiento de nuestra respuesta sexual.  La habituación generada podría causar desilusión, angustia y preocupar al hombre que se vea ante la necesidad de recurrir a verla para tener una erección de manera natural. 

Vivimos en una sociedad empeñada en destacar las características corporales, los tamaños y el falso tiempo de placer ilimitado, idea transmitida muchas veces a través del porno.  Esto lleva a crear expectativas poco realistas, estándares distorsionados de la realidad de lo que es un encuentro sexual y las relaciones entre sexuados.  La pornografía continúa siendo bien vista y es común enviarse fotos y videos entre chatas compartiendo su contenido.  También, vemos temática de índole sexual en los carteles de publicidad, en las noticias y suele ser una conversación recurrente entre amistades; contamos los métodos anticonceptivos que usamos, lo que hemos hecho con alguien y hasta nos damos consejos, pero no se habla en el seno familiar.  

La nula educación sexual por parte de los padres e instituciones académicas que reciben los adolescentes los hace una población vulnerable al momento de aprender sobre estas prácticas y en el manejo de sus negativos efectos.  Educar desde las emociones, del cuidar de alguien en lugar de abusar de alguien, ser conscientes del compartir que estamos teniendo en un momento íntimo, hacer hincapié en la realidad sobre la diversidad de aspectos físicos, de conexión con el otro, nos fomenta una sexualidad sana y puede hacer la diferencia entre una persona y la otra.  

Bibliografía:

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