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Climaterio, menopausia y sexualidad

Raquel Alicia Gadea
Máster en Sexología y Género

La menopausia es el fin de la menstruación de la mujer que marca también el fin de su etapa reproductiva (1). Es un cambio fisiológico que puede variar mucho en cada caso. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) la menopausia se produce cuando la mujer lleva 6 meses con amenorrea (2).

En cuanto a los cambios hormonales más frecuentes que se producen destacan la disminución de ovocitos, produciendo el final de la función ovárica y una respuesta más débil a las gonadotropinas; los niveles de estradiol disminuyen por debajo de 20ng/ml, mientras que la hormona foliculoestimulante (FSH) es aumentada sobre 40 mUI/ml, y van disminuyendo los niveles de FSH y hormona luteinizante (LH) con el tiempo, pero sin alcanzar valores menores a los de la etapa fértil (2).

Entre el 75 y el 85% de las mujeres con menopausia aparecen estos síntomas, siendo muy variables en cada una de ellas (2):

  • Síntomas a corto plazo o agudos: alteraciones vasomotoras como los sofocos y también cambios neuropsíquicos, fatiga, insomnio e irritabilidad.
  • Síntomas a medio plazo o subagudos: El aparato genitourinario sufre una atrofia mucocutánea.
  • Síntomas a largo plazo: Aparecen los problemas cardiovasculares y osteoporosis. 

CAMBIOS EN EL CLIMATERIO Y MENOPAUSIA QUE INFLUYEN EN LA SEXUALIDAD

Encontramos cambios hormonales de los estrógenos (estradiol y estriol), la testosterona, la progesterona, la prolactina y de los niveles endógenos de oxitocina y de endorfinas. Por tanto la diminución de estrógenos está relacionada con una disminución de la lubricación vaginal durante la fase de excitación, la atrofia de la mucosa y la dispaurenia en la penetración. También hay efectos androgenodependientes como son la motivación para la actividad sexual, la reactividad del clítoris frente a la estimulación o la congestión vascular (3).

Los cambios genitales que encontramos en esta etapa son que la vagina puede comenzar a estar menos elástica, sus paredes adelgazan y cambian a un color rosa más pálido y su tamaño disminuye progresivamente. El epitelio vaginal más fino se puede inflamar o ulcerar y al adelgazarse las paredes de la vagina, las formaciones contiguas a la uretra y la vejiga se pueden irritar mecánicamente con el coito, esto se produce de manera más frecuente cuando no hay una lubricación efectiva. Por eso las mujeres se pueden quejar durante 2-3 días de una sensación de escozor o quemazón después del contacto sexual, y aparecer deseo urgente de orinar después del coito. Debido a la disminución de la lubricación la mujer puede tener sensación de sequedad y picores en la vulva y vagina, que pueden resultar incómodos a la hora de tener una relación sexual con penetración. Por la involución de los labios mayores el clítoris está más expuesto, y la reducción de la flora de Döderlein junto con la elevación del pH, pueden favorecer las infecciones vaginales (3).

Durante este periodo se producen también cambios en la fase de excitación y el orgasmo. La excitación es más lenta y aumenta el tiempo necesario para llegar a la fase de meseta. El orgasmo dura menos y las contracciones son más escasas (3).

Si la mujer tiene relaciones sexuales con penetración de manera habitual durante este periodo se puede conservar la expansión de la vagina y mejorar la lubricación de ésta. Si por el contrario no se practica el coito ni la masturbación, se puede encontrar dificultad en la relación sexual con penetración 5-10 años después de la menopausia (3).

Debido a los cambios que se producen y los factores que influyen en esta etapa, las mujeres pueden presentar disfunción sexual femenina, que se produce cuando hay un cambio significativo en el comportamiento sexual de la mujer. De esta manera podemos encontrar mujeres en las que disminuyen o desaparecen los pensamientos y las fantasías sexuales, y que posponen o evitan las relaciones sexuales. También se puede encontrar una incapacidad para disfrutar del sexo que puede afectar a la calidad de las relaciones personales. En general, el deseo, la excitación, el orgasmo y el dolor asociado al coito es donde las mujeres presentan mayor dificultad en esta etapa (3).

En cuanto a los factores psicológicos y socioculturales influye la relación que se mantiene con la pareja y el estado físico de los dos; si ambos son satisfactorios, la actividad sexual se puede mantener sin que haya cambios importantes que la limiten. En nuestra cultura las mujeres están muy interesadas por su aspecto, por tanto en la menopausia se pueden sentir desvalorizadas por los cambios físicos que se producen en su cuerpo, por tanto toda mujer que perciba la menopausia como un cambio negativo puede sufrir la disminución o anulación del placer en la respuesta sexual. Según la cultura, se verá el cambio a esta etapa como negativo o positivo, en algunas culturas la menopausia es esperada con entusiasmo, aumentando la autoestima de la mujer y la vida sexual no es alterada; en otras culturas la menopausia se puede vivir como un estigma, que hace que repercuta negativamente en la vida sexual (2).

No nos podemos olvidar que cada mujer vivirá su sexualidad dependiendo de sus experiencias previas, la percepción de su figura y los cambios en ésta, el grado de intimidad con su pareja y el estrés físico y psicológico derivado de los problemas de su entorno (3).

 

BIBLIOGRAFÍA
Sánchez M, Hernández E. Climaterio y sexualidad. Enf Global [Internet]. 2015. Recuperado el 5 de septiembre de 2018 de: http://scielo.isciii.es/pdf/eg/v14n40/clinica4.pdf
Vázquez M. Repercusión de la menopausia en la sexualidad de la mujer (Trabajo fin de grado). Universidad de Jaén. 2016
Gómez MA. Disfunción sexual femenina en el climaterio. Matronas Prof [Internet]. 2010. Recuperado el 6 de septiembre de 2018 de: http://www.federacion-matronas.org/wp-content/uploads/2018/01/093-8-art-rev-disfun-baja.pdf

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